El Amazonas es la mayor selva tropical del mundo, cubre cerca del 40% del continente sudamericano y se extiende por nueve países y un total de 6,6 millones de kilómetros cuadrados. Se han identificado más de 40.000 especies de plantas, entre ellas 1.000 tipos distintos de árboles. Según datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), alberga 427 especies de mamíferos, 1.294 tipos de aves, y 30 millones de personas, incluyendo 220 comunidades indígenas.
CAUSAS DE LA DEFORESTACIÓN
Alrededor del 65% de la Amazonia está en Brasil, donde vive el 13% de su población. Desde 1970 unos 700.000 km2 del Amazonas brasileño fueron arrasados. La ganadería es la principal causa de deforestación del Amazonas en Brasil. Desde 1990, la actividad ganadera en el Amazonas se duplicó, pasando de los 26 millones a los 57 millones de cabezas de ganado. El aumento en la producción es el resultado de la cada vez mayor demanda de las exportaciones de carne de vacuno, así como por una revalorización de la moneda brasileña, el real, que aumentó la rentabilidad del negocio animando a los ganaderos a deforestar. El gráfico de abajo muestra cómo la deforestación aumentó paralelamente al incremento en las exportaciones de carne y madera hasta 2004. Desde entonces, el Gobierno conguió reducir relativamente el avance de la deforestación a través de medidas de control de la tala ilegal, la habilitación de más inspectores y creando nuevas áreas de conservación, aunque los datos obtenidos en enero de 2008 sugieren que el ritmo vuelve a aumentar.
Teóricamente la tala ilegal en el Amazonas es estrictamente controlada por licencias que permiten a los explotadores recolectar la madera en ciertas áreas establecidas. Sin embargo, el grupo ecologista Greenpeace, estima que entre el 60% y el 80% de la tala que se da en el Amazonas brasileño es ilegal.
Brasil superó a Estados Unidos como el principal exportador de soja en 2005, según datos del departamento de agricultura estadounidense. Aunque los cultivadores de soja tienden a ocupar terrenos ya deforestados están contribuyendo al proceso de deforestación por el hecho de que provocan la movilización de los cultivos de subsistencia a áreas selváticas, incentivando además la construcción de carreteras y otras infraestructuras. Imágenes satelitales, como la que podemos apreciar arriba, muestran cómo los agricultores empiezan a quemar y talar terrenos a lo largo de los caminos y gradualmente se extienden por la selva.
El FUTURO
La deforestación es una amenaza para el futuro del Amazonas donde ya hay gran cantidad de árboles y plantas en peligro de extinción.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), que controla las especies de plantas y animales, estima que en Brasil hay unas 382 plantas en peligro, así como 343 tipos de mamíferos. También se teme que la deforestación a gran escala contribuya al calentamiento global. El Amazonas actúa como una "aspiradora" del dióxido de carbono en la atmósfera. Pero una vez se talan los árboles esta absorción se detiene. Además, a menudo la madera se quema, emitiendo más dióxido de carbono, y la destrucción de la cobertura vegetal también puede llevar a la liberación de carbono del propio suelo. Investigadores de la Universidad del estado de Paulista en Guarantingueta, Brasil, estiman que cada kilómetro cuadrado de selva deforestado emite una media de 22.000 toneladas de dióxido de carbono. La selva también ayuda a liberar suficiente agua a la atmósfera a través de la evapotranspiración, lo que regula el comportamiento climático. Pronósticos sobre el futuro de la selva predicen que la deforestación continuará. WWF cree que el 30% de la selva se habrá perdido para 2030, si la deforestación continúa al mismo ritmo que entre los años 1998 y 2003 y en las mismas condiciones climáticas de hoy. Incluso los mejores escenarios predicen que el 20% de la selva desaparecerá si los programas del Gobierno tienen éxito.
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